Los próximos exámenes pueden parecer el fin del mundo, pero no hay razón para temerlos. Si utilizas algunas técnicas de repaso sencillas y eficaces, podrás estudiar sin convertirte en un zombi de la investigación.
Encuentra un buen lugar para estudiar.
Busca un lugar tranquilo y bien iluminado para trabajar, que sea cómodo y esté libre de distracciones. Desconéctate o desactiva temporalmente las redes sociales como Facebook, Twitter o Instagram. El esfuerzo de entrar en ellas o habilitarlas te disuadirá y al cabo de un día empezarás a olvidarte de ellas. Además, la ciencia demuestra que nuestros cerebros tienen niveles óptimos de irritación (básicamente trabajamos mejor si estamos un poco fríos, o en una silla rígida. siéntate en un escritorio o mesa) es más formal y recrea el ambiente en el que te vas a examinar. Sin embargo, no dudes en ponerte en pijama: puedes llevar ropa cómoda ese día.
A algunas personas les gusta designar un lugar de estudio específico, mientras que a otras les gusta moverse entre su habitación, la cafetería, la biblioteca y otros lugares de estudio para romper la monotonía. Elige lo que mejor se adapte a ti y a tus hábitos.
Elabora un calendario para estudiar y cúmplelo.
¿Qué esperas cubrir al final de la semana? ¿Para el final del día? Trabajar con un calendario de repaso te ayuda a establecer objetivos claros para cada sesión de repaso y te permite marcarlos a medida que avanzas. Los planes de repaso pueden reducir la ansiedad, ya que te aseguran que has dado los pasos necesarios.
Si este no es tu estilo y tu vida es más imprevisible, escribe una lista de tareas con todas las asignaturas o unidades que tienes que cubrir. Por ejemplo, puedes escribir que es administración de empresas y crear dibujos, mapas mentales, flechas o lluvia de ideas sobre la materia. Puedes hacer una página o un color distinto para cada una de las asignaturas y ver con claridad lo que has cubierto o lo que necesitas hacer. Esto permite repasar en trozos o variar los temas en un día.
Fija objetivos de estudio razonables que sepas que puedes alcanzar.
Repasar doce capítulos de trigonometría la noche antes de un examen importante probablemente será más perjudicial que beneficioso. Del mismo modo, intentar repasar todo ese Shakespeare varias semanas antes de la prueba puede no ser la mejor manera de recordar la información para el momento del examen. Organízate de la manera más eficaz para recordar la información más importante que tienes que estudiar.
Podrías repasar a lo largo del año dedicando 15 minutos diarios a tomar notas en las que puedas apoyarte más adelante. Si lo haces en tramos cortos, recordarás más y te sentirás menos estresado. Un mes antes del examen, habrás terminado todos los apuntes, así que puedes dedicar unas horas al día a repasar los apuntes y a hacer prácticas de escritura cronometradas.
Haz participar a tus textos.
En lugar de limitarte a leer rápidamente los textos, a veces aburridos, que tienes que estudiar, adopta un papel más activo elaborando tarjetas de preguntas con tus propias respuestas; 5 o más preguntas por tarjeta son adecuadas y deberían cubrir toda la información del texto. Estas preguntas se pueden utilizar para autoevaluarse o pedir a un amigo o familiar que te pregunte; si te equivocas, las respuestas están en el reverso. Los colores brillantes ayudan a que esto sea más divertido, así como a organizar los temas.
Además, puedes: subrayar tus notas/libro, hacer un mapa mental/resumir las ideas de cada página o ENSEÑAR lo que has aprendido a un amigo o familiar. La mejor prueba de conocimiento es si puedes enseñarlo-recuerda: “Si no puedes explicarlo de forma sencilla-no lo sabes lo suficientemente bien“. (Albert Einstein) Si conviertes el repaso en una actividad en la que debes participar, puedes animarlo un poco y ayudar a que tu memoria funcione con más eficacia.
